Se acerca un nuevo año y vuelve a iniciar la rutina de hacer propósitos de año nuevo. ¿Pero los cumples realmente al cabo de 365 días? ¿No? Entonces es mejor que te plantees una hoja de ruta.
Una Hoja de Ruta es todo aquel material o soporte en el cual se establece un plan organizativo que sirve para ubicarse en el tiempo y espacio. Normalmente se utilizan para planificar viajes, pero también pueden usarse como el plan para tratar temas durante una reunión, asamblea o espacio en el que haya que realizar un conjunto de tareas.
Evidentemente también se pueden aplicar a la vida cotidiana. Hacer una hoja de ruta te permite organizar tus proyectos a futuro. Puedes incluir tus ideas, planes o deseos e irlos cumpliendo en base a un cronograma establecido.
Planificar seriamente tus propósitos de vida hace toda la diferencia entre las promesas vacías de año nuevo y las metas alcanzadas.
Los tradicionales propósitos y la razón por la que no se cumplen
Si te has planteado objetivos al comenzar un año, seguramente conoces el proceso. Piensas en objetivos que quieres lograr y a veces tomas nota de ellos. ¿Ir más al gimnasio? ¿Emprender el negocio de tus sueños? ¿Leer más? ¿Crear un blog?
Pero al finalizar el año te das cuenta que no alcanzaste ni la mitad de las metas que te estableciste. Sin embargo, llega otra vez Diciembre y una vez más vuelves a plantearte estas metas. Dices que de seguro lo lograrás esta vez. Sin embargo, como si se tratara de una película repetida, vuelve a ocurrir lo mismo.
Cada 365 días ocurre y al hacer una revisión de nuestros objetivos y metas nos damos cuenta que seguimos lejos de cumplirlos. Incluso si hemos avanzado. No es como si hubieses perdido todo el tiempo, pero la falta de planificación y en especial de constancia, atentan contra el cumplimiento de estos propósitos, así como de nuestros proyectos personales y profesionales.
La falta de ambición y la escasa o nula planificación cuando nos planteamos metas a largo plazo son la causa de esto. Un año es un tiempo largo si se pierden de vista los objetivos que se plantean al inicio del mismo.
Hoja de ruta como método para alcanzar objetivos
Allí es donde entra en juego la hoja de ruta. Y para trazarla lo primero que hay que aclarar es nuestros objetivos. ¿Cuál es tu meta final? Ese será el objetivo a plantearse, pero no puede ser algo vago o poco definido.
Tus objetivos deben ser específicos, pero también sencillos de medir, alcanzables y realistas. Debes poder ver el avance en el tiempo. Esa es la única forma de no desesperarse al perseguirlos. A esto lo llamamos “Objetivos SMART”, que traduce como objetivos inteligentes.
Estos son:
- Specific (Especificos)
- Measurable (Medibles)
- Achievable (Alcanzables)
- Result-oriented (Orientados al resultado)
- Time-limited (Con fecha tope)
Si te los planteas con esta metodología podrás definirlos de una forma más adecuada. Una vez hecho esto debes determinar que necesitas hacer para alcanzarlos. Tienes que definir que herramientas tienes para alcanzarlos y que te falta.
Ahora debes listar tus ideas, estrategias y tácticas para conseguir los objetivos fijados y luego montar la hoja de ruta final, estableciendo las acciones que ejecutarás. Estas deben estar distribuidas en el tiempo de manera inteligente y debes cumplirlas.
Todo esto debe ir acompañado de 3 actitudes que debes mantener para poder dar cumplimiento al plan que has trazado:
- Automotivación
- Productividad
- Compromiso y constancia
Tu meta debe motivarte, el verla cumplida debe impulsarte a seguir adelante. De igual forma debes tratar de ser productivo, lograr algo cada día para sentir que avanzas. Ser constante y comprometido con tus metas. En resumen, para que tus propósitos se cumplan debes sentirte apasionado por conseguirlos y debes planificar como conseguirlos. Así, siguiendo tu hoja, la ruta será más fácil de seguir.
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