En la actualidad la información está al alcance de un clic. Por eso hoy está cuestionándose cada vez más el rol de la educación tradicional. No en vano el año 2016 se viralizó un vídeo de Prince Ea, un rapero, demandando al sistema educativo por sus fallas. Con la posibilidad de llegar a la información necesaria al instante, ir a la escuela ya es innecesario si loq ue se busca es aprender hechos o datos. Basta con ir a Google, o a Wikipedia. Quizás preguntarle a Siri. Con eso ya tenemos todas las respuestas. 

¿Entonces cual es el rol de las escuelas y universidades? En el caso de las escuelas, el papel de los educadores es construir una relación con sus estudiantes e inspirarlos a aprender. No se trata de darles información que memorizar, un educador efectivo se enfoca en “Por qué” y “Cómo”, no en el “Qué”.

El educador debe despertar la imaginación del alumno, despertar el gusanillo del deseo de aprender y retarlo con preguntas interesantes que motiven la reflexión. Ayudarles a avanzar por el camino de conseguir respuestas a sus preguntas. 

Por eso el vídeo de Prince EA tuvo tanto éxito, dejó en evidencia como muchos educadores fallan en esta importante misión.

A nivel universitario, donde los conocimientos son más específicos y más que memorizar se necesita entender, sigue siendo importante el ofrecer datos, pero el secreto sigue siendo inspirar a los estudiantes. 

¿Como?

En primer lugar demostrándoles que te importan como individuos. En un gran salón de clases con una alta cantidad de alumnos, el proceso educativo puede ser muy impersonal. En cambio, en grupos pequeños, los profesores pueden dar una atención más cercana a sus estudiantes. He allí el problema de la educación tradicional, en la que se dedican pocos recursos para formar a una gran cantidad de estudiantes. Como en una fabrica que optimiza sus procesos para producir más con menos inversión.

Tampoco se debe asumir que los estudiantes saben sobre lo que se está hablando en clases. No todos los estudiantes tienen la misma formación inicial, por ello, independientemente de la edad, se debe enseñar construyendo desde bases solidas. Empezando desde el principio, sin asumir que conocimientos tiene el alumno, un buen profesor puede crear las bases sobre la que sus estudiantes construyen de allí en adelante. 

De igual forma es importante encontrar una conexión entre los alumnos y el material educativo, para hacerlo relevante. Sin esto, el contenido es como la pieza de un rompecabezas que no encaja. Si el estudiante no logra ver la relevancia de lo que le enseñan, tendrá dificultades para aprenderlo.

El último punto importante es entender que una simple calificación no es motivación suficiente. Al contrario, colocar una A, un 10 o un 100 como la meta a conseguir puede ir en detrimento del interés y motivación de los estudiantes. El rol del encargado de la enseñanza, tanto de niños como de estudiantes de postgrado, es darle a sus estudiantes lo mejor de si mismos y motivarles a hacer lo mismo.

Como dijo el poeta William Butler Yeats, “La educación no es el llenado de un cubo, sino encender un fuego”.

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